martes, 29 de diciembre de 2009

El té de los sapos descontrolados

por Luciana Murzi.

Pisos, Cecilia.
El té de la princesa. Buenos Aires: SM, 2004. Ilustraciones de Viviana Garofoli.

No hay caso: el aburrimiento es un estado movilizante. El no saber qué hacer nos lleva a hacer cosas insospechadas. Si no, vean los contratiempos que padeció Sofi, la protagonista de este hermoso libro escrito por Cecilia Pisos e ilustrado por Viviana Garofoli.
Cada texto que leo de Cecilia me maravilla. Pero me animo a decir que este es mi preferido.

La princesa Sofi quiere que alguien la acompañe a tomar el té. Nadie por aquí, nadie por allá. Es día de banquete en el palacio y su mamá no permite que invite a alguna de sus amigas princesas. Y, de repente, el sapo Pepe está a la vista; ahí quietito a la espera de nada.

El sapo Pepe tiene la desgracia de ser el elegido por Sofi para dos eventos: tomar el té y convertirse en príncipe por un ratito. Con el libro de encantamientos que el hada perdió en un pasillo, Sofi arremete con el arte de la transformación.


Y acá viene el pero, porque Sofi es una princesa que no tiene la menos idea de los reveses de los libros mágicos. Así que a la aburrida Sofi se le descontrolan los hechizos y también los hechizados.

El sapo Pepe, en lugar de convertirse en príncipe, se vuelve un sapo de verdad. Un sapo loco que da saltitos de acá para allá. Primero chiquito y después enorme. Un sapo enorme y después una avalancha de sapos y de ranas de distintos colores y formas, que pueden verse –divinos divinos– en las imágenes creadas por Viviana.

Y al final, la última rana que le queda a Sofi se convierte, gracias al famoso libro de encantamientos, en una princesa igualita a ella, una princesa impostora.
Ahora la princesa Sofi no se aburre. Con su identidad usurpada por la falsa Sofi (a ella la bañan, a ella la peinan, a ella le dan la sopa de brócoli y las vitaminas), desea más que nunca volver a ser ella misma. La misión es destronar la mentira y recuperarse.

Ese pasaje abrupto del aburrimiento al caos –a la imposible tarea de controlarlo– conlleva un quiebre en la forma que tiene la protagonista de ver lo que la rodea. Por que, como resto, no solo el sapo Pepe es transformado, sino también las percepciones y las ideas. Su mamá deja de ser una molestia para volverse un lugar a conquistar, una instancia de cariño revalorizado.

El té de la princesa incluye dos índices: el de contenido –aprovecho para destacar la originalidad que Cecilia Pisos aplica a la hora de titular– y el de hechizos. Este último como para recapitular, para ir viendo los muchos encantamientos que Sofi tuvo que realizar para volver a quedarse tal cual estaba: sola y con ganas de invitar a una amiga de verdad sin sufrir las desgracias de probar amistades tan peligrosas por el momento.

Y aunque Sofi sea demasiado chica, es bueno que vaya descubriendo esa verdad que todas nos empeñamos –sin éxito, claro– en revertir: más vale estar sola que mal acompañada.

7 comentarios:

Milio dijo...

Uff, ustedes Julianas sí que postean,eh! Y que cosas más lindas e interesantes! Les deseo un año fanntabuloso!

Luciana Murzi dijo...

¡Pasa que somos tres!
Gracias por visitarnos siempre.
Te deseamos un súper 2010.
¡Muchos besos!

Natacha dijo...

Felicitaciones por la página, publican cosas muy interesantes!!! saludos

Luciana Murzi dijo...

Hola, Natacha. ¡A nosotras nos encanta tu trabajo!
Beso grande.

Aula de Palabras dijo...

El té de la Princesa es un texto bellísimo, se lo regalé a mi sobrina y le encantó. ¡Ah! y también me autoregalé uno para mí.

Gabriela dijo...

Hola soy docente y les hice leer a mis alumnos "El té de la princesa", les encantó... Encontré este blog de casualidad y me gustó mucho lo que escribieron... en verdad describe muy bien la historia..Felicitaciones!!!

Anónimo dijo...

Jaja