"<¿Por qué las palabras, esa precisión brutal que maltrata nuestras complicaciones?>" dice Beauvoir que dice Barrés. Y después no se decide si le gustan los músicos y los artistas por su sensibilidad y habla de 'sentirlo todo al extremo' - como los accidentes de ferrocarril "se sienten, no se explican". Entonces dice que hace falta la palabra. Y ahí nomás termina con un joven despótico Sartre.Me había olvidado del tono confesionario de este libro. Ahora no soportaría leerlo.De Beauvoir, Simone. Memorias de una joven formal. Buenos Aires, Sudamericana, 1999.
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