jueves, 18 de septiembre de 2008

Algo más sobre el caos de los géneros

Hay géneros literarios que tradicionalmente guardan relaciones estrechas con un determinado género sexual. El clásico ejemplo de literatura femenina es la novela rosa, escrita y consumida prácticamente en su totalidad por mujeres. (Almodóvar parodia esta premisa en La flor de mi secreto. Las novelas “femeninas” escritas por Amanda Gris son leídas con gran placer por el periodista Ángel, quien al publicar una crítica sobre ellas lo hace bajo un seudónimo femenino.)
Por el contrario, el género historieta –esquivando desde el inicio el debate de si es literatura o no– se asocia fuertemente al género masculino, tanto en la instancia de producción como en la de recepción. El porqué de esto se lo preguntamos a De Santis alguna vez. Por desgracia, no recuerdo su respuesta; quizás se haya perdido en mi memoria o se haya evaporado en el mismo acto de decirla. Por lo que sea, no puedo recuperarla y creo conveniente volver a formularla ahora para nuevos interlocutores. De todos modos, el panorama actual no es tan fiel a la tradición. Ya se ve que puede armarse una mesa completa de mujeres historietistas... ¡A festejarlo con bombos y platillos! Sin embargo y por supuesto, esta integración de la mujer al campo de la historieta es, a fin de cuentas, una especie de permiso. Y aún más lo es la mesa. Una integración falsa se mire por donde se mire: un movimiento que se basa en integrar para luego excluir en el centro mismo de la interioridad.
A fin de cuentas, el resultado es que las mismas mujeres que actúan en el campo se autoexcluyen de él o se perciben como excepciones. La charla de las historietistas en la UP –aunque me haya quedado dormida y no haya ido, tengo una informante de primera– postuló un contenido que flotaba en el vacío. Se eligieron los carriles de la defensa en vez del planteo de otro tipo de problemática más sustancial. En resumen, se acataron las pautas de los organizadores: las chicas hablaron desde los márgenes acerca de una experiencia iniciática –aún privada y cuestionada como práctica activa– con el sinsentido de esta mezcla de clases de géneros como centro de la cuestión.

3 comentarios:

Clarita dijo...

hola
Yo formé parte de la mesa de chicas que hacen historietas, estoy de acuerdo con "postuló un contenido que flotaba en el vacío"... pero tal vez fue necesario para poder finalmente pasar a una estapa II sobre ese tema. En realidad, si tenemos suerte, la próxima convocatoria sea sobre la mirada femenina en la historieta, con una mesa mixta de panelista, no?
Después de la charla almorzamos con un grupo de historietistas y seguimos hablando del tema, surgieron cosas muy interesantes, ojalá que Max Aguirre lea este post y deje su opinión!
saludos!

kili kili dijo...

Antes que "la mesa de chicas", estuvo la mesa de Historietas Reales, en que sólo notamos las diferencias de género a efectos de elegir los pronombres.
Habrá que ver cómo sigue el mundo, pero me parece que una de las varias consecuencias positivas de la muerte de la industria de la historieta es su desmaculinización. El manga y la historieta "independiente-autobiográfica-novelística-como-se-llame", voto a Mrjane Satrapi, están muy feminizadas.

Lindo blog...

Hernan dijo...

uh, que asuntillo. Yo estuve de espectador de esa charla, y sin animos de ofender a Andres, creo que no la modero para el lado adecuado.
Muchos temas no se tocaron y para mi el principal y màs interesante para hablar, no era el de los generos literarios si eran femeninos o masculinos (que como bien dijeron a ellas les gustan varias cosas generalmente tratadas como masculinas) si no, por que tan poca produccion femenina en el medio.
en 70 y pico de años de histroieta en la argentina, podemos contar con 2 manos la cantidad de creadores femeninos. A mi me interesa mas investigar por que esto. Por que algunas chicas interesadas en la historieta, hacen fanzines y luego... se desinteresan y luego hacen otras cosas. ¿Por que?