Un abuelo con mucha vida y pasado. Recuerdos de otras épocas en tiempo presente. ¿La vista? Bien, ¿la cabeza? estupenda, ¿el cuerpo? bastón mediante, pasea por la playa. Habla con los que ya no están, habla con Ella. Un eterno enamorado.
Este libro me aquieta, me deja sin palabras. Describe, cuenta. Cuenta y describe. Con un glosario atrás, para todas esas expresiones no traducidas. Son episodios de vida, que se pueden leer por sí solos, abrir y leer como un I Ching. O mirar, sólo mirar. Les dejo algunos fragmentos:
(...) Tuvo que ser Ella quien diera el primer paso. Suele pasar. Si las mujeres no dieran el primer paso, el mundo andaría mal, o no andaría. Fue así: Ella, de éstas aún rapaza, aún sin bigote ni arruga alguna, aún fresca y bonita, aún ayudando a su madre en los quehaceres de la casa, había salido a buscar hierba fresca para los conejos, un feixe de hierba que traía a la cabeza como si nada. O Rapaciño subía monte, con el podón al hombro, a buscar leña. En la corredoira, cruzando el castañar, se vieron de frente, iban uno contra otro, a cruzarse. (...)
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