jueves, 11 de febrero de 2010

Narrando sin narrador

Por Inés Castellano

Cuvellier, Vincent. La guerra de almohadas más grande del mundo. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora, 2009.
Ilustrado por: Vincent Mathy

Casi siempre, incluso los libros para los más chiquitos, están acompañadas de algunas palabritas. Y es que estas suelen llevar el ritmo de la historia: dan pistas y ayudan a la lectura. Las narración escrita suele ser la que guía a los lectores dentro de la trama. Puede haber finales abiertos, cerrados, ambigüedades y juegos de palabras. Pero las palabras están ahí. Inmutables.

Siempre me gustaron los libros en los que las imágenes que desafían al texto. En los que las ilustraciones se componen como un contrapunto y permiten interpretar de aún más formas lo escrito.

Este libro me llamó la atención precisamente por no tener nada de texto.


prrrr! click! Estas son las únicas dos palabras —¡onomatopeyas!— que tiene.

Sin embargo, las imágenes del libro narran tanto, si no mucho más, que lo que podría narrar el texto. Hay una historia. Los chicos duermen. Uno se despierta. Otro lo sigue. Pronto se arma un revuelo y comienza la guerra. Pero como son imágenes, y cada una lleva consigo un sinfin de detalles, lo que narra cada una es mucho más que lo que entraría, quizás, en una página de texto.

Uno se ocupa de armar un fuerte, otro lee un libro, otro prepara un cartel y así sucesivamente. Y cada uno de ellos desarrolla una historia particular. Por eso, este libro se puede leer casi infinitamente. Cada personaje es una potencial historia y está en el lector descubrirlas.
 
Y en el relato también hay un contrapunto entre la oscuridad y la luz, que permite jugar muchísimo con la imaginación. Mientras todo está oscuro, sólo vemos lo que las linternas nos dejan ver. Luego, se prende la luz y descubrimos que todo lo que estábamos viendo dentro del caos de la oscuridad tiene un sentido propio.

Y una yapa para seguir creando historias: en la contratapa, todos los personajes se presentan. El único detalle que debo criticar es que ¡el pobre Rodolfo fue aplastado por el código de barras del libro! 

Con este nuevo título (entre otros), Pípala vuelve a mostrarnos que tienen un gran potencial como colección infantil dentro de Adriana Hidalgo. Súper recomendado.


4 comentarios:

Paula Ventimiglia dijo...

suena muy interesante! voy a tratar de conseguirlo

Inés Castellano dijo...

Sí, la verdad es que es súper interesante y las ilustraciones son preciosas. Muy lindo para inventarle historias a los más chiquitos y para que los más grandes disfruten de las imágenes.

Genismoon dijo...

Parecido, pero distinto –porque cada libro y cada historia son únicos– es Casulos (Capullos) del artista plástico brasilero André Neves de editorial Global. El único texto del libro es de los datos del autor y la contratapa que dice algo así cómo: La imaginación tiene una libertad infinita que permite entrar y salir de la realidad, subir, volar, posarse no ahora, no antes, no después. "Capullos" abre una posibiblidad de imaginar sin palabras, solo con imagenes, y viajar...

¡Julianas, es hermoso su blog!

Inés Castellano dijo...

Muchas gracias, Genis! :)