por Luciana Murzi
Grau, Didi. Un lugar cómodo, cómodo. Buenos Aires: Edelvives, 2010.
Ilustraciones de Elba Rodríguez.
La colección PequeLetra de Edelvives sigue pareciéndome muy lograda. Y la narrativa de Didi Grau sigue confirmándose en su estilo poético y en sus entramados de personajes queribles y temas perfectamente enfocados. Una escritura propia capaz de decirse en todo tipo de historias y de géneros literarios con plena comodidad.
Aquí tenemos a unos exiliados dentro de la selva. Los tatúes, que hace mucho tiempo no encontraban el lugar adecuado para hacer su casa. A diferencia del resto de los animales, ellos no podían escapar de las tormentas, ni del calor, ni del cansancio ni del hambre. Cobijarse, resguardarse, dormir, comer. Los tatúes vivían a la intemperie y a la intemperie jugaban a las escondidas. Tatucito tenía toda la selva para esconderse. Y jugar es inventar. Y esconderse es encontrar un lugar. Un lugar cómodo, que fue dejando de ser provisorio para convertirse en un hogar.
De las ilustraciones de Elba Rodríguez se desprenden los tonos de la tierra. Marrones, verdes y colorados. Trazos suaves que hacen pensar que la naturaleza es una línea continuada e infinita, en la que uno es lo otro y lo otro, uno. Extendidamente.
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