miércoles, 24 de agosto de 2011

Historias de un grupo abierto

por Luciana Murzi

El año pasado Gran Aldea inauguró su sello infantil, Pequeña Aldea, con una colección de cuatro libros que promueven la concientización de los chicos acerca de sus derechos y de los valores socialmente ideales para estar en armonía con los otros y con el mundo.
Los cuatro primeros títulos de la colección son:
-Cuentos del derecho y del revés, de Franco Vaccarini
-La manzana de Blancanieves, de Sol Silvestre
-Parecido a mí, de Luciano Saracino
-Relatos en gatonés, de Verónica Sukaczer

Todos incluyen, inmediatamente después del texto literario, una guía de actividades para que los lectores ejerciten su comprensión lectora, desarrollen su propia expresión y discutan con otros lectores sobre los contenidos abordados por los textos. Ideal para trabajar en el aula.

En la tapa de Relatos en gatonés vemos venir caminando a un gato, tres perros (uno grande y marrón, uno chico y peludito y una caniche blanca) y un pajarito amarillo. Vienen juntos. Ya el título lo anticipa: la narración estará a cargo del gato. Sin embargo, aunque el “gatonés” sea el idioma gatuno, en el libro los cinco animales no van a sufrir inconvenientes de orden lingüístico. La integración de estos animales tan disímiles –incluso a veces socialmente (¿o naturalmente?) enemistados– elude la problemática de la comunicación. Porque de eso se trata el libro: de evidenciar lo artificial que hay en todo encasillamiento social. Los roles están dados de antemano: el perro odia al gato, y el gato odia al pájaro. Se persiguen, se lastiman, se comen. ¿Prejuicios? Así parece afirmar Verónica Sukaczer, quien supo ingresar, establecerse y concluir el tema con soltura, originalidad y mucho oficio.
Las historias de estos cinco personajes van develándose con el avance del relato, que está dividido en cinco partes. Surgen así los caracteres de cada uno, sus motivos, sus devenires y las ganas de modificar lo que parece estar predeterminado. Aceptar al otro e integrarse cuesta, ¿quién dijo que no?, pero hay que arriesgarse a quebrar las ataduras de los roles clásicos y buscar alternativas. De la personalidad preasignada se la puede eludir, nos afirman los personajes de este libro, y es posible construir otras formas de ser. Otras formas sin molde.
Si un gato, tres perros y un pájaro pueden formar un grupo tan desparejo pero a la vez tan funcional, armónico y afectuoso, ¿quién puede negarse a intentarlo? Relatos en gatonés parece decirnos que no solo es posible aceptar las diferencias que uno tiene con el otro, sino que justamente en eso que nos hace diferentes está el valor del intercambio.
En el plano visual, Pablo Tambuscio le aporta al texto mayor fuerza de sentimiento. Los personajes están simpatiquísimamente ilustrador: son queribles.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Estos relatos en gatonés son deliciosos, llenos de humor y ternura sobre todo.
Qué bueno que recibieron los títulos de Pequeña Aldea ¿les llegó también "mi" manzana?

madreinargentina dijo...

¡Bienvenidos sean los libros para chicos, que traten temas como la diferencia y la integración! Cariños.
(madreinargentina.blogspot.com)

Sebastián Lalaurette dijo...

¡Me encantó el libro! Pero bueno, todo lo que escribe Sukaczer me gusta, así que no digo nada nuevo realmente.

Lucía Aguirre Ciocca dijo...

Sí, Soledad, acá tengo conmigo la manzana de Blancanieves, espero leerla pronto. Un beso!

Veronica Alvarez Rivera dijo...

Es un libro absolutamente delicioso, divertido y nos deja con la ternura de esas amistades de verdad, cada uno en su lugar sin molestar al otro, pero todos juntos para sentirse acompañados!!