lunes, 7 de octubre de 2013

Cambiar un pronombre

por Luciana Murzi

Sanabria, José y Jimena Tello. ¿Es tuyo este perro? Buenos Aires: Del Naranjo, 2013.

¿Es tuyo este perro? es un magnífico libro álbum escrito por José Sanabria e ilustrado por Jimena Tello.
Están Víctor y su mamá saliendo a pasear por el barrio. Y está, ahí solo y simpático, el perro perdido. A partir de este encuentro, los conceptos de destino y elección se irán entrelazando hasta armar una madeja difícil de desenredar.

¿Qué hubiese pasado si Víctor y su mamá decidían tomar otro camino o salir de su casa a una hora distinta? ¿Qué hubiese pasado si el perrito doblaba en otra esquina? Las casualidades son un misterio. Pero ¿Es tuyo este perro? ahonda más que nada en lo que uno elige hacer cuando se enfrenta a esas cosas del destino.
El libro está atravesado por un movimiento narrativo que primero va y que después vuelve sobre la misma línea espacial, un ida y vuelta; la acción recorre un camino en una dirección y lo desanda en la dirección contraria. Y en este itinerario de los personajes, la calma se transforma en urgencia. Redireccionar los pasos también implica resignificar la pérdida, que comienza siendo pública y luego, con el devenir por la ciudad, se convierte en una pérdida privada y cargada de emocionalidad. Víctor empieza a apropiarse de ese ser anónimo y a sentir la urgencia de recuperar algo que, en definitiva, nunca fue suyo.
Y mientras Víctor y su mamá andan y desandan la intimidad del barrio, las cosas de la ciudad siguen pasando. Este contraste se nota claramente en las imágenes de Jimena Tello, cargadas de pequeñas escenas que ocurren en diferentes planos.


La cotidianeidad del mundo –configurada por lo cercano y lo lejano, por lo propio y lo ajeno, por lo conocido y lo anónimo, y también por el cruce de estas instancias– nunca deja de pasar, no se detiene, al igual que esos pies que van y vienen en la tapa y la contratapa del libro. En esa confluencia de personas, eventos y cosas se abre la situación ideal para que ocurra la pérdida. Pero asimismo para que ocurra el hallazgo. Un hallazgo que es doble, porque Víctor no solo encuentra al perro, sino que también encuentra una nueva forma de sí mismo y un camino para recorrer.  


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