lunes, 23 de junio de 2008

¡El cuento del aburrimiento!

SOFÍA: ¿En qué pensás, Tomás?
TOMÁS: En el aburrimiento.
SOFÍA: ¿Por qué? ¿Estás aburrido?
TOMÁS: ¡¿Pero qué tiene que ver?! Si estoy pensando en algo no me puedo aburrir. Y además... me divierte.
SOFÍA: ¡Ay, bueno, y yo qué sé! Seguro que empezaste a pensar en el aburrimiento porque estabas aburrido.
TOMÁS: ¡Que te digo que no!
SOFÍA: Mmm... ¿y cómo empezaste?
TOMÁS: Me parece que la aburrida acá sos vos, que no parás de preguntar “cositas”. ¿No tenés nada que hacer o qué?
SOFÍA: Tengo mil quinientas cosas para hacer, queridito. Pero te vi acá solo, tan aburrido, que me dio noséqué.
TOMÁS: Bueno, pero ya te dije que no estoy aburrido. Quizás ahora un poco... con esta charla que es un plomo.
SOFÍA: Vos sí que sos complicado, eh. Mirá que pensar así como así en el aburrimiento, algo tan aburrido.
TOMÁS: No, nena. Es muy simple, evidentemente simple.
SOFÍA: A ver...
TOMÁS: ¿A ver qué?
SOFÍA: ¡Eso del aburrimiento!
TOMÁS: El aburrimiento no se puede ver. ¿No ves que no existe?
SOFÍA: ¿Veo o no veo? Da lo mismo, porque igual no veo nada. Pero si no existe, ¿en qué pensás?
TOMÁS: En lo linda que estás...
SOFÍA: (Para sí.) Ay, era re obvio, ya lo sabía. ¡Y se hacía el aburrido el sonso!

Imagen de Milo Locket

1 comentario:

Lucía Aguirre Ciocca dijo...

Cambió, ¿no?
Ese 'en lo linda que estás' es un remate bellísimo. ¿A quién no le gusta que le digan eso?