Mago Xul y Quinquela son dos libros editados recientemente por Calibroscopio. Los textos de ambos son de Didi Grau y las ilustraciones de Irene Singer y Paula Adamo, respectivamente.
Si bien existen varias ediciones que apuntan a crear un vínculo entre los chicos y la plástica, es conveniente tener en cuenta esta nueva propuesta, ya que la escritura de Didi Grau no se limita a informar acerca de la vida y la obra de cada artista, sino que crea relatos donde el dinamismo poético y la aplicación de saberes teóricos –Grau cuenta con un importante bagaje teórico y con un amplio e interesantísimo recorrido como artista plástica– logran eludir la superficie y extenderse en conceptualizaciones y formas estéticas que, sin dudas, instauran la diferencia con respecto al resto de las propuestas de este tipo.
Grau, Didi y Singer, Irene. Mago Xul: el mundo de Xul Solar para niños. Buenos Aires: Calibroscopio, 2009.
"Y con aquellos polvos de mil colores de la botica que había guardado preciosamente en el bolsillo de su memoria, Mago Xul creó mundos, y para iluminar esos mundos encendió soles, lunas, estrellas. Inventó gente con pies de medias lunas y con pies de peces, personas-aviones, ciudades que volaban sobre otras ciudades, echó a correr ríos, tendió puentes. Para pintar todo eso usó el blanco, el verde, el azul, el amarillo, el rojo, el negro, porque sabía que los colores impregnan de magia las cosas."
Grau, Didi y Adamo, Paula. Quinquela, el pintor de La Boca: el mundo de Quinquela Martín para niños. Buenos Aires: Calibroscopio, 2009.
"Benito hijo, Benito niño, Benito carbonero: tenía diez años cuando tuvo que abandonar la escuela para ayudarle a su mamá en el negocio haciendo las cuentas sobre el viejo mostrador de la carbonería, limpiando, repartiendo el carbón, y entre tarea y tarea el goce de dibujar con carbonilla sobre papeles de almacén: los inicios de Benito artista. Catorce años y Benito, espalda encorvada bajo el sol calcinante, descargaba bolsas de carbón de los barcos. Diecisiete, y descargaba las bolsas más rápido que ninguno para llegar a sus clases de dibujo y pintura. Dieciocho, y participaba de la actividad política del barrio junto a otros trabajadores del puerto. Veinte años, y para no ser más carbonero y sólo pintar, hace retratos para vender: al capitán de un barco por una moneda, al dueño de un bar por un café con leche, a un zapatero por un par de zapatos."
2 comentarios:
¡Qué buena la síntesis de la vida de Quinquela!
Me encanta Didi.
Qué bueno, Inés, que te guste mi relato. Yo disfruté haciéndolo.
Y muchas gracias Luciana por tu generosa reseña de los libros y de mi trabajo. Yo las felicito por el blog. Lindísimo.
Didi
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