domingo, 24 de abril de 2011

A mi ver, a tu ver, a su ver...


por Lucía Aguirre

Pura vida cotidiana, un episodio mínimo: pasear el perro por el parque. Dos familias, cuatro voces distintas que relatan los hechos a su manera, que podemos reconocer por la variación tipográfica.
Un libro-álbum en todas las de la ley. Imagen y texto necesitan el uno del otro, no se pueden desligar. Browne encanta por sus detalles y uno aprende a tomarse el tiempo para mirar. Descubrimos figuras y texturas donde creíamos que solo había fondo; descubrimos varias historias donde pensábamos que había una.

Cada personaje está ligeramente asociado a una estación del año, con una visión del mundo particular (que oscila entre lo pesimista y lo optimista con mucha agilidad), y con una realidad de clase particular. Paseando al labrador dorado, está la mona madre, muy poco mona aunque coqueta, un poco malhumorada, de una clase acomodada; su hijo, que sufre la tristeza de quien todo lo tiene (menos lo importante). Del lado del perro-perro, encontramos al padre, buscando trabajo, desesperado por salir, viendo a su alrededor todo lo gris de la ciudad, pero padre de una niñita que todo lo alegra.
La acción se pone en movimiento cuando los dos perros deciden separarse para jugar juntos, como luego lo harán los chicos. Cada personaje lee la ausencia del otro de un modo totalmente diferente. Smudge, la nena alegre, le da final a este libro tan lindo, un final que no podemos anticipar del relato de los otros.


Es interesante pensarlo desde los diferentes puntos de vista y la complejidad que aporta cada mirada a un mismo hecho. Sobre todo cuando es un hecho tan simple como un paseo por el parque. Las voces, sin controversia en sí, se hacen sentir y uno comienza a dudar... ¿Cuál es la historia verdadera? ¿Existe tal cosa? Las cuatro historias nos permiten conjeturar el conjunto de acontecimientos.


Disfruté enormemente al encontrarme con personajes encubiertos (una princesa, Mary Poppins y King Kong), con sombras que no ven proyectados los cuerpos opacos que deberían, los árboles expresivos y las agudas diferencias de estar viendo lo mismo (pero no). Son ecos de lo que vemos.



Para los amantes de internet, es imperativo mencionar que el libro se consigue (en inglés) en una versión interactiva en este sitio. Un proyecto de un grupo de la Universidad de Kingston para desconstruir el libro como lo conocemos y volver a armarlo con un mapa, voces que nos leen y unas sutiles animaciones. El libro en español está editado por Fondo de Cultura Económica y (creo) que se consigue fácilmente.


Browne, Anthony. Voices in the park. London: Random House, 1998.

1 comentario:

Un espacio para compartir novedades y opiniones sobre el arte y los chicos dijo...

¡Si se consigue facilmente!Lo compre en la Feria en el stand de FCE. Cariños, Silvia Sirkis